Una oportunidad para reencontrarnos
Por Luis Alejandro Ayala Chávez
Escuela Superior de Comercio y Administración, Unidad Tepepan

Al principio de la pandemia, cuando todo comenzaba a detenerse, qué difícil resultaba pensar que dejaríamos de asistir al cine, al teatro, a la escuela, incluso que dejaríamos a un lado los trayectos tan pesados de la casa al trabajo y viceversa.
Si bien necesitamos realizar ciertas actividades para sobrevivir, hay otras que simplemente son parte de una convivencia monótona y superficial que tenemos como sociedad. Nuestra vida cotidiana ha sido presa de las prisas, de estar pendiente del reloj, de hacer todo a la carrera e incluso de hacerlas sólo por hacerlas y no nos deteníamos un minuto a reflexionar por qué las hacíamos.
A raíz de la cuarentena una nueva pregunta surge, ¿habíamos tenido tiempo para nosotros? Nos cuesta mucho sentarnos a descansar y reflexionar sobre nosotros mismos, lo que nos gusta o no, si somos felices, si vamos en el camino correcto para alcanzar los sueños que algún día imaginamos. Se dice que “de lo malo, vendrá la bueno” y nos encontramos en un momento ideal para escucharnos, de comprendernos, y esta pandemia tiene que ser el pilar que sostenga firmemente nuestra esencia como seres humanos solidarios, conscientes e íntegros.
Finalmente, la mejor forma de reencontrarnos es comenzado a releer ese libro que más nos gusta, escuchar y poner atención a la letra de nuestra canción preferida, ver las fotografías viejas de nuestra familia, las de papel que seguramente estarán amarillas y que veremos con nostalgia, recordar la experiencia que más nos hizo feliz. Nos tenemos que desestresar de la vida tan monótona que hemos adquirido.