Quieto en home
Por Esteban Quintero

Considerado por muchos como El rey de los deportes, el béisbol ha ganado notoriedad en los últimos meses desde la destacada participación de la selección mexicana en el Clásico Mundial de Béisbol. Históricamente, es un deporte con nichos en el norte y sur del país y con una importante afición en el centro. En lo personal, me agrada cómo poco a poco este fascinante deporte ha ido permeando cada vez más en la sociedad: desde transmisiones tanto de ligas mayores como de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) en televisión abierta, hasta contar con una mayor afluencia de aficionados a estadios y un mayor peso en el debate público.
Mi afición por este deporte viene de cuna; como buen sinaloense, no puedo fallar en dos cosas: ser aficionado del béisbol y amante de los mariscos. Es un deporte que practiqué por algunos años en mi niñez; por años he acudido al parque a ver partidos de la LMB y la Liga del Pacífico –Diablos Rojos del México y Cañeros de Los Mochis– y, desde hace un par de años, he retomado su práctica a nivel amateur.
Este retorno al campo me ha permitido comparar las soft skills requeridas para dominar la pelota, con las que, desde mi limitada –hasta el momento– experiencia, son necesarias en el quehacer fiscal de esta increíble profesión:
1. Trabajo en equipo
En el béisbol, cada uno de los nueve jugadores debe aportar sus habilidades para conseguir un objetivo en común; aunque sepa que quizás su participación no sea requerida en una jugada en específico, debe mantener la atención y estar dispuesto a aparecer en caso de ser necesario. De igual forma, cada uno de los integrantes de los equipos profesionales en los que he participado –socios, asociados, séniors y júniors (ayudantes)– debe trabajar desde su posición para lograr los objetivos que junto con el cliente se han planteado, a fin de darle la seguridad de que no importa a qué jardín salga el fly, siempre habrá un miembro del equipo bien posicionado para sacar adelante la jugada.
2. Precisión y exactitud
Una diferencia de milímetros en el contacto con la bola puede significar la diferencia entre un hit y un out, un mal agarre de la bola por parte del pitcher puede hacer que el bateador llegue a primera, una colocación errónea de parte de la segunda base convierte un rodado dominado en un imparable por el derecho, etc. Así, en la práctica fiscal, he observado que en muchas ocasiones el margen de error es mínimo o inexistente y la calidad en el trabajo, el común denominador. Un error ortográfico o de puntuación en un escrito dirigido a la autoridad, una confusión aritmética en los papeles de trabajo o una entrega fuera de tiempo puede cambiar por completo el resultado esperado.
3. Pensamiento estratégico y toma de decisiones
El orden al bat, la alineación defensiva y cambios de pitcher son decisiones que corresponden al manager del equipo y que todos los jugadores deben respetar; a su vez, corresponde a cada jugador determinar en milésimas de segundos si hacer swing o no ante un lanzamiento dado, tomar la decisión de ir por el robo a segunda, etc. Asimismo, entre los jugadores del cuadro –pitcher, catcher, cada una de las bases y short stop– recae la decisión de una siempre necesaria charla en el montículo para reorganizar la defensiva y hacer del conocimiento la formación ante las siguientes jugadas. De igual manera, en el área fiscal el tener una estrategia bien definida, así como delimitar los pasos requeridos para la consecución del objetivo final son elementos sumamente necesarios; esto sin estar a salvo de posibles cambios estratégicos en el camino debido a modificaciones de regulación, nuevos requerimientos por parte del cliente, cambios en los plazos, movimientos en el equipo de trabajo, en fin; las posibilidades son infinitas y esta profesión requiere constantemente de la habilidad y adaptación al cambio.
4. Métricas y estadísticas
Cada equipo de béisbol es medido en su conjunto, en primer lugar, por el número de juegos ganados, carreras anotadas, carreras permitidas, etc. Luego, el rendimiento de cada jugador es evaluado conforme a su porcentaje de bateo (batting average o AVG), promedio de carreras limpias (earned run average o ERA), en el caso del pitcheo, etc. Por su parte, el rendimiento de un equipo de trabajo es igualmente valorado, por ejemplo, mediante su nivel de facturación; además, cada miembro es analizado conforme al rol que desempeñe, experiencia, etc. Así, al igual que un equipo de grandes ligas, un equipo de trabajo de alto rendimiento requiere de un bateo bravo y de un pitcheo preciso.
Éstas son las habilidades que me parecen más importantes; sin embargo, quedan pendientes otras como el trabajo bajo presión, operar de acuerdo con las reglas del juego, etc. Espero que, conforme aumente mi experiencia en la práctica del béisbol y en el área fiscal, sea capaz de encontrar mayores semejanzas entre mis dos pasiones.
Cabe aclarar que, más allá de despertar el interés por este hermoso deporte, me parece de mayor importancia que todos aquellos que inician su vida laboral o que, como yo, llevan de la mano una vida profesional y su carrera universitaria, encuentren pequeños espacios personales para realizar aquellas actividades que más les interesen, a fin de despejar su mente de la carga escolar y laboral.
Si al igual que yo son fanáticos de El rey de los deportes y lo quieren vivir de primera mano, no sean tímidos y acérquense a las ligas de béisbol locales; de seguro hay algún equipo de liga dominical o sabatina que los aceptará, sin importar su experiencia en el juego. Por otro lado, los invito a asistir a los distintos estadios de la LMB este verano o a los de la Liga del Pacífico, a partir de octubre.
Me retiro, que cayó el out 27.